En la línea CX de Mazda se ve una clara evolución desde CX-3, pasando por CX-5 para llegar hasta CX-30. La CX-3 es innegablemente más juvenil, gracias a elementos como las salidas de aire circulares o la combinación de colores a un costado del tablero. La cabina es virtualmente idéntica a la del Mazda2.
La cabina de la CX-30 por su parte es prácticamente igual a la del nuevo Mazda3, denota una orientación mucho más minimalista, con gran atención al detalle y bien ejecutada. Por último, la CX-5 también muestra un enfoque muy sobrio y minimalista, con pocos botones, aunque de formas bastante más planas en comparación con CX-30.
En cuanto al espacio interior, la CX-3 con sus 2,570 mm de distancia entre ejes ofrece un espacio muy limitado para los ocupantes traseros, algo que resuelve en buena medida la CX-30 gracias a una ganancia de 85 mm, para un total de 2,655 mm. Por su parte, la CX-5 es apenas 45 mm mayor, para un total de 2,698 mm, con lo cual no debiera haber demasiada diferencia entre estas dos últimas en ese sentido.
Por último, la CX-3 ofrece apenas 250 litros de capacidad de cajuela, mientras que CX-30 entrega 430 litros y la CX-5 875 litros.
